lunes, 4 de mayo de 2009

Confusiones Eruditas

Hoy me encontré con el siguiente segmento de un programa de noticias norteamericano:link a la grabación.

Para aquellos que tuvieron problemas para entender el inglés, voy a resumirlo. De hecho sólo hay un par de ideas. A partir del cálculo de la energía liberada durante una explosión solar, seguida probablemente de una eyección coronal de masa ocurrida en 1859, se especula cual sería el daño potencial que podría traer el mismo fenómeno hoy en día. No me interesa entrar en el detalle de saber si el cálculo está bien hecho o no. Sino darle un contexto fenomenológio, histórico y social

La explosión del 1ro de septiembre de 1859, a la que parece referirse el astrofísico entrevistado, fue una de las más intensas jamás observada y dio origen al estudio del fenómeno en general (nunca antes habían sido observadas con telescopios). A pesar de contar con pocos instrumentos en la época, podemos saber hoy que la misma provocó una tempestad magnética muy intensa en la Tierra. Michio Kaku, el entrevistado, dice que ahora fueron realizadas estimaciones de la energía liberada por aquella explosión y que a partir de estos cálculos se concluye que si volviese a ocurrir podría generar un prejuicio económico equivalente a 10 huracanes Katrina. El próximo máximo de actividad solar está previsto para el 2012 y por lo tanto él alerta para tomar medidas preventivas urgentemente.

Por la estructura del programa, todo indica que se trata de aquellos noticieros (shows) sensacionalistas. Pero esta vez entrevistaron a un astrofísico de cierto renombre. Y allí la alarma se prende. Quién es Michio Kaku? Se trata efectivamente de un físico teórico que trabaja en teoría de cuerdas, y que se ha dedicado a la divulgación científica ultimamente con no poco éxito. Tanta exposición al público parece haberlo tornado promiscuo evidentemente, y así no teme en lanzar una afirmación, a primera vista, infundada. Algún reflejo de cautela le sobra cuando repite dos veces que el fenónemo podría ocurrir nuevamente y agrega: tal vez, tal vez (perhaps, perhaps dice en inglés).

, es infundada, porque, más allá de lo que la explosión del 1ro de septiembre de 1859 hubiera podido hacer hoy en día, lo cierto es que no tenemos como prever si otra explosión como aquella podría ocurrir ni cuando. Es como si yo mañana saliera a afirmar que debemos tomar medidas urgentes porque un volcán gigantesco puede entrar en erupción y sus cenizas crear un invierno global prolongado. Esto ya ocurrió en el pasado, por que no podría ocurrir en el futuro?

Después de aquella primera explosión solar de 1859, hemos observado millares más. Nunca, ninguna otra tuvo ese poder. Es más, el evento ocurrió durante un ciclo de actividad solar que no fue de los más intensos. Hemos tenido en la década de 1950 uno de los períodos más activos de los últimos 11.000 años. Y no se registro una explosión como la de 1859. Pero la ignorancia nos lleva justamente a intentar conocerlas mejor, para evitar desastres futuros. Hace años que todos los países invierten mucho dinero para poder detectar y prever estos fenómenos que son englobados en el llamado Clima Espacial.

Una pena, un desperdicio, que quienes deben llevar tranquilidad a la población, parezcan estar abusando de ella y de su credulidad. La dialéctica del miedo me parece inmoral.

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